Santo Domingo. Cada 1 de diciembre, la agenda global hace una pausa para concentrarse en una causa que, aun con los progresos científicos, continúa siendo un desafío persistente para los sistemas de salud: la respuesta frente al Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y el Sida. Desde que la Organización Mundial de la Salud proclamó esta fecha en 1988, la jornada se ha consolidado como un momento de reflexión, balance y renovación de compromisos, en el que se revisan avances, se identifican brechas y se recuerda que la prevención sigue siendo el pilar fundamental para frenar nuevas infecciones.
Las estimaciones de organismos internacionales evidencian que millones de personas siguen viviendo con VIH en todo el mundo. Aunque la terapia antirretroviral ha permitido que la mayoría pueda llevar una vida plena y con expectativas de salud estables, aún persisten dificultades importantes: diagnósticos tardíos, estigmatización, discriminación y limitaciones de acceso a servicios de salud, retos que golpean con mayor fuerza a las poblaciones vulnerables.
Expertos en el área resaltan que la ciencia ha cambiado el panorama de forma contundente. El VIH, que décadas atrás era sinónimo de muerte inminente, hoy se considera una condición crónica controlable. No obstante, advierten que esta transformación podría crear la falsa percepción de que ya no existe riesgo, lo que relajaría las prácticas de protección, especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes.
En República Dominicana, instituciones estatales y organizaciones sociales impulsan campañas de sensibilización que giran en torno a la educación sexual responsable, la promoción del uso del preservativo, la realización periódica de pruebas y el seguimiento adecuado de los tratamientos. A pesar de estos esfuerzos, especialistas locales coinciden en que persisten obstáculos significativos: falta de información en zonas rurales, tabúes profundamente arraigados y barreras sociales que disuaden a muchos de acudir a los centros de salud para hacerse la prueba.
“Hoy contamos con medicamentos más eficaces y con mayor disponibilidad, pero no es suficiente. El estigma continúa siendo uno de los mayores desafíos”, comentó una fuente del sector salud consultada para este reportaje.
El Día Mundial de la Lucha contra el Sida no solo rinde tributo a las vidas que se han perdido, sino que también impulsa a gobiernos, organizaciones comunitarias, centros educativos y medios de comunicación a fortalecer el mensaje de prevención. A nivel internacional, la efeméride insiste en un llamado a la responsabilidad compartida: educar, protegerse, realizarse pruebas con regularidad y acompañar sin prejuicios a quienes viven con el virus.
En un escenario marcado por avances científicos y esfuerzos institucionales, el 1 de diciembre recuerda que la lucha contra el VIH sigue siendo, por encima de todo, una tarea colectiva profundamente humana.















Deja una respuesta