La estadounidense Sydney McLaughlin-Levrone protagonizó una actuación memorable en la final mundial de los 400 metros planos, disputada en Tokio, al detener el reloj en 47.78 segundos. Se trata del registro más veloz en la distancia en cuatro décadas, un hito que la consolida como una de las grandes estrellas del atletismo contemporáneo y que reabre el debate sobre si podrá destronar el récord histórico de Marita Koch (47.60, 1985).
En un estadio repleto, la carrera ofreció un desenlace vibrante. Desde el disparo de salida, McLaughlin impuso un ritmo demoledor con una zancada potente que dejó sin margen de respuesta a sus rivales.
La dominicana Marileidy Paulino volvió a inscribir su nombre entre las mejores del mundo al conquistar la medalla de plata con un crono de 47.98 segundos, su marca personal más destacada y nuevo récord nacional. La corredora de Nizao ratifica así su estatus de atleta de élite, sosteniendo la regularidad que ya la llevó a ser campeona olímpica y mundial en temporadas anteriores.
El podio lo completó la bahreiní Salwa Eid Naser, con 48.19 segundos, en una de las finales más rápidas jamás vistas. Este resultado confirma el dominio compartido de Estados Unidos y el Caribe en la velocidad femenina, con la República Dominicana reafirmándose como una potencia en los 400 metros.
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