Aún queda tinta en mi pluma

Spread the love

Por Wendy Carrasco

Ya acostada, de repente pienso que ha pasado un largo tiempo sin que escriba mis acostumbrados artículos, y me cuestiono al respecto. ¿Acaso perdí la sensibilidad o la pasión por dejar plasmados mis pensamientos? Mis ideas que aunque son un tanto equivocadas, representan quién soy, y lo que pienso morir siendo.

A mis 40 y tantos años, suspiro profundamente y medito en todo lo que he vivido, lo que he reído y por qué no, lo mucho que he llorado. Analizo y reflexiono en todo aquello que me ha dejado una enseñanza, y me obligo a olvidar, definitivamente, lo que me ha herido.

Estaba acostada, pero me levanté, y trato de acomodarme sentada al lado del hombre que amo, lo observo y noto que duerme bien profundo y alcanzo mi laptop, despacio y calladita, porque recordé que aún queda tinta en mi pluma.

Lo sarcástico de todo esto es que, para muchos ni siquiera existo, menos ser una opción como para que algún día me llamen articulista, redactora, y menos escritora.

Pero, lo que sí sé es, que con tan solo colocar las yemas de mis dedos sobre las teclas guías de mi computador, de manera incalculable mis manos comienzan a danzar encima de las teclas, y mi mente vuela y se desconecta de este mundo, y ese otro ser que gravita dentro mi, simplemente comienza a brotar en lo que humanamente se conoce como ideas.

Nadie imagina cuánto me costó lidiar con el sentimiento de frustración. Cuando sentada en ese escritorio las ideas no fluían, las palabras no tomaban formas y la gramática se avergonzaba de mi. Era todo muy extraño. Las críticas me abrumaban.  Me sentía confundida y con ganas de desaparecer. En ese momento entendía, absolutamente, nada.

El tiempo fue pasando.  Todo en mi comenzó a tomar forma, porque no todos los seres humanos reaccionamos de la misma manera ante las circunstancias de la vida. Reconozco que hubo un tiempo “oscuro” en mi vida, que ni yo misma me conocía. Tanto dolor, desengaños, sufrimientos y necesidades, impedían que de alguna forma mi mente y cuerpo se conectaran.

Una mañana, de repente observé, cómo la tinta comenzó a tomar color. La pasión se apoderó desde lo más profundo de mi ser hasta tomar mis huesos, y ya no podía dejar de escribir ni de expresar con fluidez mis pensamientos. Lo que antes era casi imposible, se convirtió en una de mis armas más poderosas.

Algo importante que necesito compartir con mis lectores es que, cuando te señalan o te quieren marcar negativamente con una palabra de desaprobación, indiscutiblemente el miedo se querrá apoderar de tu vida, y esto ejerce una acción negativa que te puede incluso paralizar.

Sin embargo, siempre habrá una fuerza mayor en tu interior que te motivará a lograr lo que muchos entendían que no podías.

Escribir pasó a ser en mi vida un placer, un deleite, un disfrute y desahogo que, a medida que los años pasan, crece la pasión por más. Y si algún día terminara de perder la vista que gracias a Dios Todopoderoso tengo, y la ayuda de mis lentes, jamás quisiera perder la visión de aquellos que no se rinden, de los que son diferentes y que la mayoría llama raros y rebeldes.

Aún queda algo en mí que quisiera aprender. Aún queda algo en mí que quisiera compartir, y mientras quede un suspiro de aliento en este cuerpo mortal… Simplemente, escribiré.

Facebook Comments Box

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *