Washington (AP). Sumido en un cierre del gobierno, Estados Unidos se enfrenta a un nuevo ciclo de incertidumbre después de que el presidente Donald Trump y el Congreso no lograron llegar a un acuerdo para mantener en funcionamiento los programas y servicios gubernamentales antes de la fecha límite del miércoles.
Está previsto que alrededor de 750.000 empleados federales sean suspendidos, algunos de los cuales podrían ser despedidos. Muchas oficinas cerrarán, quizás de forma permanente, mientras Trump promete “hacer cosas que son irreversibles, que son malas” como represalia. Se espera que su agenda de deportaciones avance a toda velocidad, mientras que los servicios de educación, medio ambiente y otros se tambalean. Se prevé que las repercusiones económicas se extiendan por todo el país.
“No queremos que cierre”, dijo Trump en la Casa Blanca antes de la fecha límite de medianoche.
Pero el presidente, quien se reunió en privado con la cúpula legislativa esta semana, no pareció capaz de negociar un acuerdo entre demócratas y republicanos para evitar el cierre.
Esta es la tercera vez que Trump preside una interrupción del financiamiento federal— la primera desde su regreso a la Casa Blanca este año— un récord notable que subraya la división sobre las prioridades presupuestarias y un clima político que recompensa las posturas de línea dura en lugar de compromisos más convencionales.
Los demócratas iniciaron esta pelea, lo cual es inusual para un partido que prefiere mantener el gobierno en funcionamiento, pero sus votantes están deseando desafiar el programa del segundo mandato del presidente. Los demócratas exigen financiamiento para subsidios de salud que van a expirar para millones de personas amparadas por la Ley de Cuidado de Salud Asequible, lo que aumenta los costos de las primas de seguros a nivel nacional.
Los republicanos se han negado a negociar por ahora y han alentado a Trump a mantenerse alejado de cualquier conversación. Después de la reunión en la Casa Blanca, el presidente publicó un video falso y caricaturesco que se burlaba del liderazgo demócrata, y que fue ampliamente considerado como poco serio y racista.
Lo que ninguna de las partes ha ideado es una salida fácil para evitar lo que podría convertirse en un cierre prolongado. Las ramificaciones seguramente se extenderán más allá del ámbito político, trastornando las vidas de los estadounidenses que dependen del gobierno para pagos de prestaciones, contratos de trabajo y los diversos servicios que se ven sumidos en el caos.
“En qué gasta el gobierno el dinero es una demostración de las prioridades de nuestro país”, dijo Rachel Snyderman, exfuncionaria de presupuesto de la Casa Blanca que es directora gerente de política económica en el Bipartisan Policy Center, un grupo de expertos en Washington.
Los cierres, dijo, “solo infligen costos económicos, miedo y confusión en todo el país”.
Se espera que las repercusiones económicas se extiendan por todo el país
El impacto económico podría sentirse en cuestión de días. Se espera que el gobierno produzca el viernes su informe mensual de empleos, que puede emitirse o no.
Mientras que los mercados financieros generalmente se han “encogido de hombros” durante cierres anteriores, según un análisis de Goldman Sachs, este podría ser diferente en parte porque no hay señales de negociaciones más amplias.
“También hay pocas buenas analogías para el posible cierre de esta semana”, dijo el análisis.
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