El Estado retoma el control

 

La Victoria no cerró hoy por casualidad.
Cerró porque el país decidió, finalmente, avanzar.

Durante más de siete décadas, la Penitenciaría Nacional de La Victoria fue el rostro más crudo del colapso penitenciario dominicano. Inaugurada el 16 de agosto de 1952, como símbolo de “orden” y “modernización” de otra época, terminó convertida en todo lo contrario: hacinamiento extremo, tragedias recurrentes, corrupción y pérdida total del control estatal.

La Victoria fue, por años, una cárcel donde mandaban los internos y el Estado observaba desde la distancia.

Por eso, su cierre técnico no es solo una noticia. Es una decisión política de alto costo, pero de profundo valor institucional. Es el reconocimiento de que no se podía seguir administrando el fracaso.

El traslado de los privados de libertad al Centro de Corrección y Rehabilitación Las Parras, en el municipio de Guerra, marca el inicio de una etapa distinta. Las Parras no es una solución improvisada; es el resultado de una visión clara de reforma, planificación y voluntad de ejecutar lo que durante décadas fue evitado.

Aquí está la diferencia esencial: antes se toleraba el caos; hoy se impone el orden.

Bajo el liderazgo del presidente Luis Abinader, el Estado dominicano decidió retomar el control del sistema penitenciario. Decidió cerrar una estructura heredada del pasado y apostar por un modelo donde la seguridad, la disciplina y la rehabilitación no sean discursos vacíos, sino políticas públicas concretas.

Las Parras simboliza ese cambio. No es perfecta, pero representa un salto estructural frente a La Victoria. Es una cárcel donde manda la institucionalidad, donde se organiza la población penitenciaria y donde la reinserción comienza a tener sentido real.

Gobernar también es tomar decisiones incómodas. Y cerrar La Victoria fue una de ellas. Pero la historia no recordará el ruido del momento, sino el hecho: fue en este gobierno cuando la República Dominicana se atrevió a cerrar su cárcel más emblemática del colapso.

Hoy no se cierra solo una prisión.
Hoy el Estado vuelve a ejercer autoridad.

Franklin Trinidad. Comunicador

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