Santo Domingo. – Casi tres décadas después de su matrícula en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Ambiorix Rosario, figura emblemática y polémica del liderazgo estudiantil, logró lo que muchos creían imposible: convertirse en Doctor en Medicina.
Su investidura no es solo un título; es la coronación de una odisea que desafió el tiempo, las críticas y las pausas académicas. «Esta bata blanca no solo prueba que nunca me rendí, sino que envía un mensaje a quienes creen que sus sueños tienen fecha de caducidad», afirmó Rosario en su discurso.
Ex presidente de la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED), Rosario ha sido un personaje polarizante. Su prolongada permanencia en la carrera de Medicina (matrícula 91-5341) generó debates sobre la educación pública y la figura de los líderes estudiantiles. Sancionado en varias ocasiones por conflictos internos, se convirtió en símbolo de lucha y perseverancia.
La juramentación del Dr. Rosario resonó en la Aula Magna como un estruendo. Rodeado de familiares, amigos y antiguos adversarios, su triunfo se alza como un monumento a la resiliencia. En un país marcado por la deserción y los obstáculos académicos, Rosario demuestra que la tenacidad puede más que las estadísticas.
El «eterno estudiante» deja de ser etiqueta: hoy es el Dr. Ambiorix Rosario. La comunidad médica lo recibe, y la UASD celebra una graduación que será recordada por generaciones.
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