En 2015, la imagen de un pequeño canguro huérfano llamado Doodlebug, abrazado con ternura a un oso de peluche, enterneció al mundo.
La fotografía, compartida por Tim Beshara —hijo de una rescatista de marsupiales—, se volvió viral acompañada de la frase: “Un buen abrazo lo puede todo, incluso para un wallaby sin mamá”.
La historia de Doodlebug reveló el poder reconfortante que pueden tener los peluches para animales en situación vulnerable, ayudándolos a sobrellevar la pérdida de su madre.
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