Tras aplastante triunfo de Kast en Chile se abren interrogantes sobre su agenda de extrema derecha

Santiago (AP). Chile dio un giro político a la derecha más extrema desde la dictadura de Augusto Pinochet luego de que casi un 60% del electorado eligiera a José Antonio Kast como su próximo presidente. La duda ahora es si el ultraderechista logrará cumplir sus promesas de erradicar la delincuencia, deportar a miles inmigrantes indocumentados y mejorar la maltrecha economía.

Con un 58,16% de los votos Kast se impuso a la candidata oficialista Jeannette Jara —que obtuvo 41,84%—, pero tendrá que lidiar con un Congreso fragmentado.

“El riesgo que hay es que (Kast) sobre interprete esta ventaja en las urnas”, dijo a The Associated Press el analista político Gilberto Aranda, de la Universidad de Chile. “Estamos hablando de un gobierno con minoría legislativa y él tendrá que dialogar primero con la derecha tradicional, después con el centro y también con la oposición”.

Si bien el Partido Republicano liderado por Kast logró crecer en representación, el oficialismo no alcanzará la mayoría ni en la Cámara de Diputados ni en el Senado del nuevo Parlamento. La negociación, en especial con el Partido de la Gente —que terminó tercero en la primera vuelta y no apoyó a ningún candidato en la segunda— será vital.

Kast pide diálogo y unidad

En su primer discurso como presidente electo Kast adoptó un tono moderado y abogó por la unidad y el diálogo. “Necesitamos la colaboración y los aportes de cada uno”, aseveró y remarcó que pondrá en marcha los cambios profundos que ha prometido, entre ellos las medidas de mano dura para mitigar la delincuencia.

Para ello ha invocado el modelo de tolerancia cero del presidente salvadoreño Nayib Bukele, la deportación masiva de los más de 330.000 extranjeros indocumentados y la tipificación de la migración irregular como un delito penal. Igualmente dijo que creará centros de detención, instalará muros en la frontera y brindará un mayor poder de acción a las policías.

“Chile necesita orden: orden en las calles, en el Estado, en las prioridades que se han perdido”, sostuvo tras ganar la segunda vuelta.

Sin embargo, Kast ha evitado detallar cómo su eventual gobierno llevará a cabo dichas medidas, en especial las expulsiones de los indocumentados, en su mayoría venezolanos.

Aunque la ley chilena contempla la deportación en caso de infracción a la política migratoria, las relaciones diplomáticas de Chile con Venezuela están actualmente congeladas. A eso se suman las medidas preventivas ante un posible aumento del flujo migratorio adoptadas por algunos países vecinos, como Perú, que ha reforzado y militarizado sus fronteras.

“Kast tiene en sus propuestas la expulsión de migrantes de una forma que no parece viable: no existen los recursos y no existe tampoco la vinculación con los países de origen, en particular con Venezuela, para que esas personas sean recibidas del otro lado de la frontera”, afirmó a AP la politóloga Claudia Heiss, de la Universidad de Chile.

Todo eso, agregó, “requiere una coordinación internacional que no parece que un gobierno de Kast estaría en condiciones de construir”.

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